LO QUE LA CENSURA SE LLEVÓ

Por: Sergio Salgado

¿Es necesario censurar, sea de forma parcial o total, clásicos cuyo contenido o mensajes centrales no se alineen con los valores de la sociedad de nuestro tiempo? Para responder a esta pregunta, resulta especialmente ilustrativo analizar el caso de la película estadounidense “Lo que el viento se llevó”, que hace algunos años fuera retirada de diversas plataformas de streaming, para ser resubida poco después bajo una advertencia de contenido. En este sentido, son tres los aspectos que nos interesan: 

  1. Los detalles de la película: el proceso de producción (inspiración, selección de personajes, directores, etc), el contenido del guión, la trama, entre otros. 

  2. Su impacto y relevancia cultural: asistencia a estreno y reestrenos, percepciones y críticas, nominaciones, galardones obtenidos, contribuciones económicas, entre otros. 

  3. El contexto histórico de la época: Esta es una película hecha en 1939 en la que la vida de los personajes tiene lugar durante la Guerra de Secesión, aproximadamente entre 1861 y 1865. Al ser la cultura un elemento vivo, los patrones culturales se suelen - y deben - repensar.  Estos replanteamientos no solo van a las ideas, sino que aterrizan en las manifestaciones de una época concreta que en el presente caso es la película. El hacer una crítica hoy, desde los años 20 del siglo XXI, hacia una producción cinematográfica del siglo XX en donde se intenta reflejar los modos de vida de la segunda mitad del siglo XIX implica necesariamente estar familiarizado con cada uno de los contextos descritos.

“Lo que el viento se llevó” es un filme que se inserta dentro de la era dorada hollywoodense. Estrenada en 1939, fue producida por David Selznick y dirigida por Víctor Fleming, el también director de “El Mago de Oz”, que se estrenó el mismo año. El tema principal de la película es el drama romántico sureño entre Scarlett O´Hara (Vivian Leigh) y Rhett Butler (Clark Gable), romance ambientado en el marco de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865). Se trata asimismo de una adaptación de la novela homónima escrita por la escritora y periodista sureña Margaret Michell en 1936. La novela se convirtió en un éxito en ventas y ganó el premio Pulitzer al año siguiente. Para adaptar el guión se necesitaron 17 guionistas (Asbury, 1991).

En la edición de octubre de 1940, la Revista Española de Cinematografía brinda detalles sobre el proceso de rodaje. Se señala que fueron contratadas cerca de 4 400 personas y que “solo se utilizaron el conjunto 2 400 extras”. De igual manera, mencionan que para el papel principal se probaron a 28 actrices y las audiciones tuvieron un costo cercano a los 92 mil dólares. Datos no menores proporcionados son el coste total de la producción – casi 4 millones de dólares de la época – y los 8 premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. 

En el portal Filmaffinity (s.f.) se recoge que la película fue nominada a 13 premios Oscar en 1940, de los cuales obtuvo 8. Estos fueron:

- Mejor película

- Mejor dirección

- Mejor actriz principal

- Mejor Actriz de reparto

- Mejor guión

- Mejor montaje

- Mejor fotografía

- Mejor diseño de producción

La cinta tuvo que hacer frente a las críticas desde el mismo instante de su estreno. En un Estados Unidos en donde aún era legal el segregacionismo racial, la actriz Hattie McDaniel no pudo asistir al estreno en Atlanta y al momento de concurrir a la entrega de los premios de la Academia – en los que fue nominada como mejor actriz de reparto, convirtiéndose en la primera afroamericana en ganarlo – el productor, Selznick tuvo que pedir una “excepción para el ingreso”. Ingreso que, finalmente, se le fue permitido. McDaniel a menudo fue criticada por interpretar papeles de sirvienta y “ayudar” a prevalecer los estereotipados roles a los que fueron destinados los afroamericanos en el Hollywood de la época, a lo que siempre respondía: “prefiero interpretar a una sirvienta que ser una en la vida real”.(Sulbarán, 2016). Según Asbury (1991), “Selznick transformó la novela en una de las grandes películas de todos los tiempos” y logró posicionar a los actores, con una mención especial a Leigh y Gable, en “la cúspide de la cultura popular estadounidense”. 

Es por lo menos curioso que, sobre su estreno en España  – ocurrido en noviembre de 1950 –, Camporesi (2001) afirma que “fue percibido como sueño, glamour y entretenimiento en su forma más pura”. Además, señala de forma general para las películas americanas que estas, pese a la censura franquista de la época, actuaron de refugio momentáneo y tentador para contrarrestar “la miseria moral y material de la vida diaria". Pese a estar catalogada como 3R (para mayores con reserva), el filme se transmitió íntegramente y la crítica de entonces hizo elogios a las técnicas cinematográficas empleadas, y no se centraba tanto en la trama.

El eje central que puede describir el conflicto ético aquí es el de la censura o comúnmente llamada cancelación cultural. Pese a tener como argumento principal una historia de amor en tiempos de guerra, en la película se evidencia que existen estereotipos racistas hacia los afroamericanos. Esto se ve reflejado en los roles que cumplen (sirvientes-esclavos), en amenazas de los personajes blancos, en la idealización de la forma de vida sureña, abiertamente esclavista, o en la nula reflexión sobre la condición de esclavitud de los afroamericanos. 

Sin embargo, existen más elementos que deben tomarse en cuenta, como por ejemplo el papel de Mammy (McDaniel), quien en la trama asume el rol de segunda madre para Scarlett gracias a su carácter fuerte, confiriéndole un papel casi protagónico en contraposición al de los demás esclavos. También se resaltan escenas memorables como la de “nunca más volveré a pasar hambre”, o la imagen de los cientos de muertos mientras ondea la bandera de los confederados, esta última con diversas interpretaciones políticas e históricas. El papel de la misma protagonista (Scarlett O´Hara) también resulta relevante para una ponderación ya que adquiere un accionar protagónico tanto en la recuperación y defensa de sus tierras como en los negocios, ámbitos que para la época se reservaban en su mayoría al hombre.

La cancelación cultural es un arma de doble filo. Si bien es cierto que busca denunciar prácticas u opiniones que hacen daño a la sociedad, la acción de cancelar también puede centrarse solo en ello y “afectar de todas las maneras posibles al agresor, no se entablan procesos de conversación o reconocimiento para tomar ventajas sobre lo sucedido y generar cambios positivos”. (Cabrera y Jiménez, 2021). Según los autores, la práctica en estos casos no considera derechos fundamentales como la presunción de inocencia y el ejercicio de defensa ya que la cancelación implica censurar directamente solo por ir en consonancia con una opinión mayoritaria. En pocas palabras, es sumamente fácil que la cancelación se convierta en un argumento para limitar arbitrariamente la libertad de expresión. Por tanto, el pensar distinto ya no genera un debate, sino una condena.

El asesinato a George Floyd ocurrido en el 2020 fue el detonante para que la película estuviera nuevamente en la polémica. Una columna escrita durante ese año en el diario Los Angeles Times por el cineasta John Ridley exponía la necesidad de censurar la película en las plataformas de streaming. El argumento central versaba en que la película ”glorificaba” la esclavitud y perpetuaba los estereotipos raciales (El Mundo 2020). Al día siguiente, la película fue retirada de la parrilla de HBO aunque posteriormente volvería con una explicación a manera de prólogo.

¿Tienen sentido las críticas a la película?¿Hasta qué punto cancelar permite llegar a un consenso? Y de llegar a este, ¿es sostenible en el tiempo?. 

Si bien es cierto que varios de los estereotipos con los que los afroamericanos han sido representados, como por ejemplo un dejo particular, la fisionomía corporal de la ama de llaves negra y cuestiones referentes a su torpeza (o incluso estupidez), efectivamente están presentes en la película, no obstante, también se ha podido identificar elementos interesantes sobre el papel de la mujer en ella. Estos elementos están reunidos principalmente en la figura de Scarlett O´Hara y de Mammy, mujeres con un carácter fuerte y de mando, poco usual para la época. 

Otro elemento a tomar en cuenta es la idea según la cual se cree que eliminar y suprimir ciertas expresiones artísticas es la única forma de evitar o contrarrestar taras como el racismo y la discriminación. Por un lado, se puede estar de acuerdo con la medida tomada por HBO de introducir una advertencia que permita al espectador estar informado y decidir si lo que quiere ver se adapta a sus percepciones y valores morales. Se le debe brindar a la audiencia la posibilidad de elegir y debatir sobre la película, reconociendo los errores del pasado. Por otro lado, abogar por su censura puede entorpecer la denuncia y concientización sobre el problema del racismo y la discriminación. Para el profesor Alejandro Machacuay, profesor y crítico de cine de la Universidad de Piura, quién fue consultado para la realización de este artículo; el intentar anular las fuentes que expliquen una parte de la historia nos impide construir una memoria y debatir sobre lo que sucedió para poder aprender lecciones. En ese sentido, explicó que el cine puede ser visto como una fuente histórica, tanto por el contexto al que hacen referencia en el guión como por el momento del rodaje. Es en ese sentido que el cine es una herramienta importante para poder conocer la época y el contexto ya que “a partir de una película se desgranan varios temas”. Por eso mismo es necesario que estas películas sean debatidas y recontextualizadas .

Asimismo, trajo al recuerdo la idea de que el cine también puede ser un vehículo de propaganda de ideas nefastas (caso de la Alemania Nazi). Pero remarcó que esta película no es el caso, ya que su tema principal es el de romance ambientado en los años de la guerra de secesión. Respondiendo a la pregunta de para qué público sería apta la película, el profesor señaló que sería apta para un público mayor a los 14 años, y que desde el enfoque del cine como una fuente histórica, permitiría aprender y ser ese detonante de curiosidad en los colegios, trayendo a colación la idea de que “una imagen vale más que mil palabras”. (A. Machacuay, comunicación personal, 19 de octubre de 2023).

Como último elemento a ponderar, es necesario destacar que uno de los descendientes de la escritora cedió sus derechos a la Arquidiócesis de Atlanta, otro aspecto relevante al momento de tener en cuenta la idea de censura. Según el portal Aciprensa (2020) se señala que el dinero y parte de los derechos cedidos a la Arquidiócesis han sido utilizados para la construcción de iglesias y obras de caridad.

En síntesis, la conclusión a la que he llegado con este artículo es que no hay necesidad de censurar películas que, por el contexto histórico, cultural y social en el que se produjeron, ya no se ajustan a los valores actuales de nuestra sociedad, pues la decisión de apreciarlas, o no, es una responsabilidad que debe recaer sobre el propio espectador.

En contraposición, sí es necesario apostar por una visión amplia y conciliadora que nos permita entender estos productos culturales por la trascendencia que han tenido más allá del ámbito cinematográfico, entendiendo que se tratan de obras propias de su tiempo, razón por la cual exigen un acercamiento más reflexivo y crítico que nos permita analizarlas a la luz del presente, y aprender de los errores del pasado; cometido que es imposible de lograr si contemplamos el problema solo desde la perspectiva de la cancelación cultural. 

BIBLIOGRAFÍA


Aciprensa. (2020). ¿Sabías que los derechos de “Lo que el viento se llevó” ayudan a la labor de la iglesia? https://www.aciprensa.com/noticias/82027/sabias-que-los-derechos-de-lo-que-el-viento-se-llevo-ayudan-a-la-labor-de-la-iglesia 

Pyron, D. A. (1991). Southern daughter: the life of Margaret Mitchell. Reino Unido: Oxford University Press. https://books.google.com.pe/books?id=6yNbAAAAMAAJ&source=gbs_book_other_versions 

Primer Plano Revista Española de Cinematografía. (1940). Un film en tecnicolor que dura 3 horas y 45 minutos, n°2, 16-17. https://repositori.filmoteca.cat/handle/11091/41865#page=17 

Filmaffinity. (s.f.). 12 edición de los Oscar (1940)-Películas de 1939. https://www.filmaffinity.com/es/award-edition-movie.php?edition-id=academy_awards_1940&movie-id=470268 

Camporesi, V. (2001). Historias lejanas. Lecturas de Lo que el viento se llevó en la España franquista. Historia contemporánea, n°22, 67-80. https://addi.ehu.es/handle/10810/37889 

Sulbarán, P. (2016). La lucha por la igualdad de Hattie McDaniel, la primera actriz negra en ganar un Oscar. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/02/160226_finde_hattie_mcdaniel_primera_actriz_negra_oscar_ps 

Cabrera Peña, Karen Isabel, & Jiménez Cabarcas, Carlos Alberto. (2021). La cultura de la cancelación en redes sociales: Un reproche peligroso e injusto a la luz de los principios del derecho penal. Revista chilena de derecho y tecnología, 10(2), 277-300. https://dx.doi.org/10.5354/0719-2584.2021.60421 

 El Mundo. (2020). HBO retira “lo que el viento se llevó” de su plataforma tras las protestas por considerarla racista. https://www.elmundo.es/cultura/cine/2020/06/10/5ee078ecfdddff98148b45b7.html

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