EL MUNA, UN SUEÑO EN CONSTRUCCIÓN

 

Por: Naomi Leiva, José Carlos Ruesta y Linconl Ramírez

El Museo Nacional del Perú –MUNA– es un proyecto casi tan antiguo como la propia república. Y es que, desde su fundación como proyecto museal en 1822, ha pasado por una larga odisea para materializarse, no sólo como espacio, sino también, y fundamentalmente, como institución. Odisea que aún mientras se escribe este artículo, no termina. Pues la verdad es que el gran Museo de la Nación, tiene por fin un espacio definitivo (luego de tantos tentativos), que, sin embargo, hoy yace vacío, precisamente por la misma razón por la cual nunca llegó a ser un museo a lo largo de estos ya más de doscientos años: de nada sirve tener el espacio, si primero no se piensa en la institución.

Inaugurado el 24 de julio de 2021, con una inversión que bordeó los 500 millones de soles y emplazado en un área de aproximadamente 80 mil metros cuadrados, rápidamente se convirtió (si es que no lo fue desde un principio) en una de las obras más significativas del Estado Peruano y de la conmemoración del segundo centenario patrio. Para ilustrar las grandes expectativas que se tenían en el MUNA, basta con recordar lo que, en el 2020, durante una conferencia de prensa, el entonces presidente Martin Vizcarra dijo sobre este: “va a estar a la par y va a poder competir con los mejores museos de su tipo, en el mundo”.

Nótese el subrayado que hemos hecho porque las palabras del expresidente evidencian muy bien una motivación que, desde su primera concepción allá por 1822, ha caracterizado al proyecto del MUNA: el nacionalismo y la idea de un “gran” museo nacional que “represente a la nación”, contrastándola con las demás. No es que esta pretensión sea mala en sí misma, pero tal como se plantea, y se planteó en su momento, es evidente el romanticismo que desprende. Un romanticismo que, por desgracia, fue y sigue siendo contraproducente, en el momento que ponderó un afán por tener el “gran museo nacional” a como diera lugar (y listo para el bicentenario, cabe agregar), por sobre un correcto proceder, técnico y académico, que garantizase la construcción no solo de un espacio adecuado y moderno, sino también la constitución de una institución capaz de poner en valor dicho recurso. En consecuencia, hoy el MUNA es un museo virtualmente inaccesible por su ubicación, e inútil por la ausencia de un guión museal, lo que niega a su vez la existencia real del MUNA como institución. Nos extenderemos sobre ambos puntos a continuación. 

Normalmente los principales museos de importantes ciudades del mundo se encuentran en el corazón de la ciudad y sirven como un elemento simbólico que refuerza la identidad y cultura de un pueblo. Sin embargo, para un proyecto de la envergadura del MUNA se requería un terreno muy amplio, un espacio que la ciudad de Lima no posee. Por esta razón se decide construirlo en el distrito de Lurín, en un espacio ubicado al sur de Lima y muy cercano al Museo de Sitio y Santuario Arqueológico de Pachacamac.

Si nos esforzamos por ver el lado bueno del asunto, podríamos considerar este como un gran paso en la descentralización de la cultura, en la búsqueda de generar nuevos espacios y nuevas dinámicas un poco más periféricas, además de activar un polo cultural en Pachacamac y reactivar la economía turística y cultural. Sin embargo, si nos esforzamos por ser realistas, es evidente que no se pensó con minuciosidad en algunos factores fundamentales: ¿cómo llegarán los visitantes?, ¿en qué condiciones se encuentran las pistas?, ¿cuánta congestión vial existe en la zona?, entre otros cuestionamientos.

Por un lado, llegar al MUNA en camioneta desde el centro de Lima, si el tráfico está en condiciones normales, tarda aproximadamente una hora, mientras que en bus el viaje dura tres. Además, la zona actualmente no cuenta con un servicio de transporte público eficiente y al tratarse de la antigua Panamericana Sur, la vía es estrecha, de doble sentido, sin veredas ni ciclovías, lo que imposibilita el acceso a pie o en bicicleta. Con esto se evidencia uno de los principales problemas del MUNA: la complicada y larga travesía para llegar hasta él.

Por otro lado, una lluvia de críticas y cuestionamientos también han surgido debido a su cercanía al litoral peruano. Se decía que el peligro de inundaciones era muy alto, en caso de tsunami, además del daño que la humedad, la salinidad del aire costero y la capa freática del terreno podrían provocar a las piezas arqueológicas expuestas. Luego de varios análisis durante la marcha, se hallaron soluciones a estos problemas, concluyendo en que aparentemente no haya peligro por afectación de tsunami debido a que la costa del Pacífico está lo suficientemente lejos, y que el aire se filtre adecuadamente para controlar la humedad, etc. Sin embargo, que no se previeran estos problemas desde un principio, y se hayan considerado sólo durante su ejecución, nos hace pensar en el proyecto del MUNA, desde su concepción, como uno muy improvisado y carente de las condiciones necesarias para configurarse como lo que pretende ser: el museo de la nación.

Pero lo descrito anteriormente va de la mano precisamente con la ausencia de un guión museológico claro. En su planteamiento inicial, allá por el año 2013, fue pensado para ser el museo más importante a nivel nacional, con el fin de resguardar nuestro milenario legado arqueológico. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que se cambiara de perspectiva y se buscará crear un museo nacional que aborde íntegramente nuestra diversidad cultural heredada y actual. Esta transformación conceptual del proyecto supone una gran alteración de lo que se esperaba que fuera el museo. Sobre esta situación, Cristina Vargas, ex presidenta de la Asociación Nacional de Museólogos del Perú, sostiene que, si bien resulta positivo “en la medida en que sí es verdad que necesitamos pensarnos en nuestra variedad”, no obstante, “esto demuestra que el museo no tuvo una claridad desde su punto de partida”. Es así como el MUNA no cuenta con un guión museológico permanente, ni se precisó desde un principio de manera detallada qué colecciones iba a albergar, de tal forma que ahora solo alberga exposiciones temporales, y puede que lo siga haciendo durante un tiempo indeterminado, a pesar de que se afirma su inauguración oficial para 2024.

Como consecuencia de lo anterior, podemos afirmar que, más allá de cuestiones que responden sobre todo a una perspectiva espacial y arquitectónica, el principal problema del MUNA posiblemente sea el no haber contado desde el principio con un plan museológico definido, es decir, con una concepción técnica, académica e interdisciplinaria de lo que supone un museo de esta envergadura hoy en día. Es ilógico y decepcionante que en pleno siglo XXI se piense un museo primero como un edificio, y sólo después y tangencialmente como una institución con un guión museológico bien definido.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre cuál será el devenir del MUNA. ¿Se consolidará alguna vez como una institución museal bien establecida y concreta? ¿O seguirá siendo el gran elefante en la habitación, vaticinado por muchos especialistas del medio, todos ellos ignorados en su momento? Eso es algo que no podemos responder con certeza, pero lo cierto es, que el MUNA ya ha sido construido, al menos arquitectónicamente, y no vale más seguir discutiendo sobre los pormenores, definitivamente accidentados y hasta cierto punto oscuros, de su realización. Resulta aún más importante hoy, anudar esfuerzos entre profesionales, principalmente del sector cultural, para que este edificio no se limite a ser otro ejemplo más de arquitectura brutalista en el mundo, sino el continente de una institución que realmente funcione, y suponga un aporte real, no solo romántico e imaginario, al fortalecimiento de la identidad cultural del país.  

A modo de conclusión, debemos reafirmar que existen muchos puntos débiles en el estado actual del MUNA, de cara a convertirse en una verdadera institución. No obstante, y como lo mencionó Cristina Vargas en una entrevista para la realización de este texto, siempre será positivo el desarrollo del parque museal, es muy importante la idea de elaborar nuevos museos, de generar nuevos espacios museales que puedan cumplir con los roles que actualmente demanda la museología. En este sentido, el MUNA responde a una aspiración que tiene la edad de nuestra historia republicana y es producto de un gran esfuerzo. Un museo moderno e implementado, en definitiva, permitirá importantes avances en el resguardo de numerosas colecciones a través una mayor aplicación de labores de investigación, conservación y restauración. Es un museo con grandes aspiraciones, que se propone ser el espacio de reflexión y discusión sobre lo que supone nuestra diversidad y lo que significa para nosotros como peruanos. Por ahora, aún tiene un largo camino por recorrer hasta dicho propósito, y hasta que tenga una notable capacidad de impactar socialmente en nuestra realidad actual, algo de lo cual, por cierto, carecen muchos museos de nuestro país actualmente. 


BIBLIOGRAFÍA

Agurto, M., Aldave, A., Amable, G., Ludeña, M. y Salazar, S. (2018). Diseño y Construcción del Museo Nacional de Arqueología del Perú en el Distrito de Lurín, Provincia de Lima. [Tesis de maestría. Universidad ESAN]. Repositorio institucional de la Universidad ESAN https://hdl.handle.net/20.500.12640/1267

Arévalo, G., Arrieta, S. y Morón, H. (2014). El Museo Nacional del Perú: Museología, Historia y el Proyecto Tawak.

Castrillón, A. (2016). El Museo Nacional que queremos. [Instituto de Investigaciones Museológicas y Artísticas. Universidad Ricardo Palma].

Cigarini, T. (2021). Valorizar el pasado y mirar el futuro: el Museo Nacional del Perú. [Investigador independiente].

 

 

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